domingo, 11 de septiembre de 2011

¡BOOM!


Caminar con un manojo de lavanda en la mano,
notar como florecen en mi nariz
todo un manojo de sensaciones vivas,
interruptor que se enciende,
papilas gustativas
como semáforos trémulos
brillando en la oscuridad tempestuosa
que precede a un terremoto emocional
sin precedentes.

¡BOOM!

Sí,
resultó que era cierto
estoy vivo.

Lo suficiente como para
domar las crepitantes llamas
de los minutos,
trotar sobre las briznas de hierba,
ser el amo de las gotas de lluvia,
el señor de los pétalos,
guardián del mundo nimio

esa es mi misión:
investigador,
buscador de la sensación última
suave mano que separa las sedosas capas
del inmenso e inescrutable mundo externo.