Es una lluviosa mañana de domingo,
el sol se ha quedado entre las sábanas,
perezoso, aguardando al mediodía,
remoloneando entre las suaves nubes.
Los gatos asoman la cabeza disgustados,
cobijados bajo las hileras de coches
esperando ansiosos el final del diluvio.
Yo solo estoy mirando mi reflejo,
observando al ser ensimismado
que hay al otro lado del charco.
El domingo es una tierra
en donde ya no arraiga la melancolía,
todo ha sucedido ya
no deja un hueco para resoluciones;
Solo cabe asomarse a la ventana,
lamentarse o respirar aliviado
según haya ido la semana:
alea jacta est.
Yo me quedaré sujetando la barandilla
decidiendo hacia que lado
se han balanceado las hojas
meditando
en este día de lenta espera.
Dani, ojalá los domingos ya no fueran tierra donde arraiguen melancolías. Un domingo con lluvia puede ser inspirador o tediosamente mortal, pero para mi seguirán siendo abonables para el hastío (a veces)
ResponderEliminarAbrazos
Domingo? y lluvia... mala combinación... resaca segura
ResponderEliminarsea con lluvia o no, el domingo es mas que melancolico, es una convinacion de emociones locas que no nos dejan en paz.
ResponderEliminarsaludos
Observando la luvia através de cristal
ResponderEliminarme siento más cerca de mi.
Necesito más dias de lluvia.
Hasta pronto y felicidades por el libro.